Hay muchos imaginarios que rodean al quehacer artístico que, en el caso de los espacios
académicos, influyen en las maneras de proceder, de aprender, de aprehender, de crear, de
accionar en la comprensión de las artes. Muchas de estas creencias están incrustadas en el
imaginario del hombre común, otras tantas en el ámbito académico y en las instituciones que
salvaguardan el conocimiento. En el caso de Colombia estas instituciones que están ancladas al
fomento de la investigación y la cultura en el país (el Ministerio de Educación Nacional, el
Ministerio de las Culturas y las Artes o el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, entre
otras) establecen las acciones, los procesos y las miradas hacia el campo del arte y sus maneras
de proceder y de enunciarse desde lo institucional.
Es menester de las escuelas de arte convivir con esta realidad y atravesar desde su quehacer con
estas maneras de entender los procesos que se construyen y se viven en el campo de las artes;
por ejemplo, los conocimientos iniciales y las creencias de los aspirantes y estudiantes de
primeros semestres respecto a la decisión de escoger a las artes como una profesión. El “amor
por el arte”, sumado a las influencias externas de familiares o experiencias vividas, parece una
de las mayores razones de ingreso a las universidades. Adriana Miranda en su investigación:
Creencias sobre el arte en los aspirantes a cursar artes plásticas en la Universidad Nacional de
Córdoba, Argentina (2017), recopila a través de entrevistas realizadas a estudiantes de primeros
semestres y aquellos que se encuentran en cursos de nivelación, algunas de estas creencias y
decisiones que los llevan a elegir esta carrera:
“Los aspirantes expresan sobre el arte, enunciados como: “me gusta”,
“siempre lo anhelé” “es un sueño por cumplir”, “siempre me apasionó”,
“yo tenía un vacío que necesitaba rellenar, quiero ser un buen artista
pero no sé muy bien qué es” “quiero ser escultora aunque no sé muy
bien qué significa”, “siempre sentí admiración y atracción por el arte”,
“me encanta dibujar, pintar y hacer manualidades, aunque no tengo un
porqué concreto”, “quiero continuar con una fuerza original o empuje
de aquel niño que se perdía en las ilustraciones de libros”, “logré a
través de la pintura superar angustias y diferentes problemas”.
(Miranda, 2017)
Para el caso de la Universidad del Tolima, podría decirse, desde la experiencia con cursos de
primer nivel en los que laboro desde el año 2009, que estas enunciaciones hacen parte del
común compartir de los primeros días de clase.
A estas creencias que se insertan en la cotidianidad social, que además en muchos casos
entendida como espectáculo (por ejemplo: los artistas del reggaetón), se suman los imaginarios
que se construyen en relación con las otras disciplinas. Estos sistemas de creencias se
evidencian en los diferentes escenarios académicos en los que se ha intentado contribuir al
debate o al esclarecimiento de la creación en el ámbito académico. Una de las instituciones que
ha aportado a la discusión ha sido Asociación Colombiana de Facultades y Programas de Artes
(Acofartes), que en un intento por integrar la generación de conocimiento a las mediciones que
se realizan desde MinCiencias ha contribuido a la disertación e inclusión de las artes en el