
Clara Patricia Triana Morales, Susana Barrera Lobatón y Fabio Alberto Pachón
ARTE, MAPAS Y GESTIÓN RURAL: EXPERIENCIA DE CONSTRUCCIÓN COLECTIVA DE UNA
METODOLOGÍA PARTICIPATIVA PARA LA ACTUALIZACIÓN DE EOTs EN EL MUNICIPIO DE
PUENTE NACIONAL – SANTANDER (COLOMBIA)
voluntades de la comunidad, las tensiones que se instalan en el territorio, las transformaciones
naturales, y las resistencias que se levantan desde los habitantes que intentan no sucumbir a lo
que parece insalvable del abismo entre el ordenamiento institucional y la gestión que se va
develando a diario.
Mapeando el territorio: la dimensión geográfica desde los Sistemas de información
Geográfica Participativos (SIGP)
La cartografíaha estado constantemente asociada al arte. La Asociación Cartográfica
Internacional (ICA) la define como “el arte, la ciencia y la tecnología de la elaboración de
mapas y el estudio de estos como documentos científicos y obras de arte” (ICA, s.f). La
cartografía, siempre ha sido selectiva (Laxton, 2005; Montoya, 2007; Diaz, 2009). Desde sus
inicios, los elementos más importantes para los habitantes de un lugar han aparecido en los
mapas, por lo que un análisis de estos, nos permite conocer mucho sobre las culturas, los
tiempos, las relaciones, los espacios, pero sobre todo los intereses de una sociedad o
comunidad. Las herramientas utilizadas para hacer mapas, también han variado con el
tiempo. Estas se han vuelto cada vez más sofisticadas. Hoy contamos con las ventajas que nos
ofrece la tecnología digital, sumada a aquellas que nos brindan disciplinas como la geografía
desde su análisis crítico y complejo, o la psicología desde la percepción y la semiótica desde
sus narrativas. La cartografía además tiene la posibilidad de utilizar lenguajes, que nos
permiten entender fenómenos en grandes o pequeñas extensiones.
Las Tecnologías de la Información Geográfica (TIG), abren posibilidades de representación
del espacio cartesiano a partir de estándares internacionales que permiten comparar y utilizar
las posibilidades que ofrecen los satélites ya sea de comunicación, de posicionamiento global,
meteorológicos, entre otros; pero más allá de las herramientas tecnológicas, la cartografía
continúa siendo un proceso de comunicación, una forma de narrar los espacios que utiliza
lenguajes. El lenguaje cartesiano espacial es uno de ellos, pero hay muchos otros: el de los
símbolos, el de las sensibilidades, el de la colaboración, etc. Los lentes de la geografía,
constituyen un tipo de prótesis muy sofisticada para leer el territorio y la realidad de Puente
Nacional, que implican desde las notas de una simple libreta de campo, hasta el uso de
satélites para esta observación.
Los mapas nos permiten pensar el espacio desde escalas que cotidianamente no percibimos,
como una forma de tomar distancia del lugar en el que vivimos, para hacer conciencia de
aquello que a simple vista es difícil reconocer. Los documentos institucionales incluyen un
tipo de escala genérica (1: 25.000) a partir de la cual se toman grandes decisiones que la
mayoría de las veces resultan igualmente genéricas, desconociendo las singularidades y las
dinámicas del territorio. En la medida en que la escala se convierte en algo más humano, se
revelan en los mapas, los problemas y las oportunidades que estaban ocultos por la distancia a
la tierra: Las cuencas hidrográficas muestran los pequeños afluentes que las nutren y los
ductos que atraviesan sus cauces, los sembrados multicolores revelan donde se cultiva el
alimento y por oposición, los extensos potreros que se dedican al ganado, las escasas reservas
forestales, las áridas y devastadas excavaciones a cielo abierto de la minería y muchos otros