Alicia Ana Fernández Distel
PIROTECNIA DEL PASADO EN SUDAMÉRICA: LAS CAMARETAS Y LA PÓLVORA
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PIROTECNIA DEL PASADO EN SUDAMÉRICA: LAS CAMARETAS Y LA
PÓLVORA
PYROTECHNICS IN THE PAST IN SOUTH AMERICA: LITTLE CANNONS AND
GUNPOWDER
PIROTECNIA DO PASSADO EN AMÉRICA DO SUL: PEQUENOS CANAOS E
POLVORA CASEIRA
Alicia Ana Fernández Distel
Resumen
Se hablará aquí de un objeto que fue usado hasta el siglo pasado en América Andina, que tuvo
importancia y que no debería ser olvidado. Es un pequeño cañón o morterito al que se le dió
el nombre de “camareta”.
De grueso metal de cobre, servía para hacer estampidos con pólvora casera casi siempre en
relación con celebraciones católicas.
Hablamos de Sudamérica colonial o América Latina porque el elemento no figura en
Norteamérica. Al menos no, en la importante Guide to artifacts of colonial America” de
Hume (1969).
Palabras clave: pirotecnia, camaretas, pólvora, metalurgia, religión.
Abstract
This object called “camareta”, was used a lot in the past centuries in Spanish America and it
should not be forgotten. This is a little mortar or little cannon. It is a thick metal container
(generally of copper) which fires shots made of homemade gunpowder.
This cannon is associated with Catholic celebrations. This article refers to the need of the
boom so as to give solemnity to acts of faith, for example masses and processions.
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Colonial South America or Latin America are mentioned because the “little cannon” element
does not appear in North America. At least not in Hume's important "Guide to artifacts of
colonial America” (1969).
Key words: pyrotechnics- little cannons- gunpowder- metallurgy-religion
Resumo
Falaremos aqui de um objeto que foi empregado até o século passado na América Andina, que
foi importante e não deve ser esquecido. E um pequeno canhão ou morteiro que recebeu o
nome de “câmara”.
Feito de metal de cobre grosso, era usado para fazer explosões com pólvora caseira quase
sempre em conexão com celebrações católicas..
Falamos de América do Sul colonial ou América Latina porque o elemento não aparece na
América do Norte. Pelo menos, não, na importante Guía de Hume (1969).
Palavras chave: pirotecnia, câmaras, pólvora, metalurgia, religião.
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Introducción al tema
La pirotecnia es un juego, y como tal, forma parte del patrimonio cultural inmaterial
(emocional) de los pueblos. La misma, acoplada a las celebraciones cristianas en su faz más
pueril y en sus rutinas pueblerinas, en general está bastante invisibilizada. Sucede, que nunca
se ha prescindido de hacer alharaca en torno a las procesiones de los Santos Patronos y fiestas
de guardar, en la zona andina. También es verificable que todos los productos de importación,
muy corrientes hoy, la llamada cohetería, hacia comienzos del siglo XX no existían.
Cómo se producía ese ruido, la manera cómo se convocaba a los fieles desde los más remotos
rinconcitos hasta el lugar de la capilla, la alegría que causaba el escuchar las retumbantes
explosiones en medio de los cerros, el cobijar el instrumental bajo techo sagrado y reutilizarlo
de festividad en festividad, son todos detalles muy pintorescos.
Primero nos centraremos en dos materiales que hacen al mismo fenómeno: la pólvora casera o
improvisada y el recipiente metálico o camareta donde el producto se aglutinaba para
explotar.
Como esta revista está dedicada a profundizar las humanidades y los aspectos intangibles que
rodean toda performance humana, también se aludirá al hecho mismo del ruido, el retumbar,
cómo un componente sensible y emocional, que involucra al oído. Un sentido, por lo general,
sólo abordado cuando se hace referencia a la música. En este caso, se busca con el retumbe de
las “camaretas”, obnubilar todas las otras sensaciones y dar preeminencia al puro ruido, para
implorar la atención de tal o cual santo.
Por último, se explorarán las posibles vías y motivaciones de la entrada del objeto “ camareta”
a determinadas repúblicas del Cono Sur de América, desde Europa, más precisamente desde
el Reino de España.
Este trabajo tiene un corte museográfico centrado en lo que hoy dio en llamarse arqueología
histórica, tendiente a alertar a quienes compete clasificar piezas metálicas de origen incierto.
También a recordar, que la escasez del objeto, en museos, se debe a que muy rápidamente fue
vendido y fundido, por los altos valores en mercado, del cobre, el bronce y sus variadas
aleaciones.
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Las palabras identificatorias
Pólvora es una palabra que proviene del latín pulvis, para indicar “polvo” o más bien
“cualquier sustancia pulverizada o molida”. Esta raíz latina fue tomada por los principales
idiomas para indicar el polvillo detonante, a veces agregando complementos. Así en inglés
será gunpowder o detonating powder.
Se dice que la invención de este polvo detonante, que en español identificamos como pólvora,
viene de la Antigua China, más precisamente de los primeros siglos de la Era Cristiana. Para
entonces tenía finalidades pirotécnicas relacionadas con la estética misma del “fuego
artificial”. Hacia mediados del siglo VII la emplearon los griegos. En Europa recién apareció
en el siglo XIV como medio de destrucción. Es una mezcla de salitre, carbón y azufre, que a
lo largo de los siglos fue perfeccionándose. Aunque la que presumiblemente se usaba en la
región andina era la mezcla en estado más elemental. Lógicamente introducida por los
conquistadores españoles.
La palabra española “camareta” viene del latín camera para indicar recinto, habitación. Pasó
al español con el significado latino original, pero también con un derivado diminutivo:
camareta. Algunos diccionarios toman un segundo nombre, de otra raíz, para indicar el mismo
recipiente pequeño para efectuar detonaciones.
Es la palabra española “morterete” que proviene de mortero; también viene del latín
(mortarium) o sea “vaso para moler”. A la palabra mortero, en español, se le dio un
diminutivo quedando el vocablo “morterete”. Con éste lo encontramos etiquetado en el
Museo Histórico del Norte de Salta (Argentina).
Sintetizando entonces, una camareta” o “morterete” es un tubo metálico grueso, para realizar
explosiones de fuerte impacto sonoro, exclusivamente. No es un armamento.
Disponibilidad Museográfica
Muy pocos museos históricos de la región andina poseen estas piezas, aunque las instituciones
se hallan en cercanía de los centros de producción de las camaretas.
El Complejo Museográfico del Norte (Museo del Cabildo) Salta, posee varias camaretas,
integradas a las salas sobre la Guerra de la Independencia y la vida colonial. Una institución
del interior provincial de Jujuy, el “Museo Epifanio Saravia” de Santa Catalina, en la región
puneña exhibe un ejemplar.
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Dónde se hallan depositadas las camaretas que documentó el sueco Eric Boman, es discutible.
A continuación, se ilustra una a partir de su libro
1
. Se ve el elemento completo que tendría 18
cm de alto.
Un molde (partido) para “colar” este mismo objeto, lo recolecta Boman en el paraje salteño de
Cobres. Lugar de viejas minas y pletórico de indicios de metalurgia
2
.
1
Boman, E. (1908 fig. 106 a). Adquiere la pieza en Rinconada, Jujuy.
2
Boman, E. (1908) op.cit, fig. 106 b). Sobre estas minas consultar González, L. (1992) y Hoskold (1889).
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Centros de fabricación de las camaretas
Las “camaretas” más antiguas, se relacionan con el perfeccionamiento de la técnica del colado
del cobre en América, por parte de los españoles. Salta posee en la Puna un centro de
fabricación de estas camaretas. Desde Cobres (La Poma), evidentemente se produjo una
dispersión del bien en cuestión por todo el Noroeste Argentino; igual como desde Calama
3
en
Chile, se produjo su difusión a la Atacama trasandina. Las camaretas en Bolivia pueden
proceder de centros mineros con fundiciones en su entorno, como Potosí.
Con la más baja fusión del cobre (en comparación con el hierro), se podía hacer un colado en
molde de gres, el mismo material cerámico de los crisoles. Se debían “colar” de a unas pocas,
pues era una industria a todas vistas local y no mecanizada. El investigador Hoskold
H.D.(1889) detectó en Cobres (Salta), las ruinas de un horno español o de reverbero
4
que
debió haber servido para este fin. E. Boman por su parte halló más hornos y pedazos de los
moldes cerámicos con la dureza del gres
5
.
El mineral de cobre de ese lugar, constató H.D.Hoskold, no es puro ya que contiene piritas (
hierro). Así que esas camaretas a lo máximo contenían un 70% en cobre. Con el tiempo las
camaretas comenzaron a fabricarse directamente de hierro, realizándose para ello los cajones
para un colado a la tierra. El negativo o prototipo, debió haberse tomado de una camareta en
uso. La fundición del hierro es palabra mayor: las camaretas en este metal debieron provenir
de una ciudad capital.
La pólvora, el detonante casero
Lo que se llama pólvora negra
6
, un tipo casero de detonante, resulta de la mezcla de azufre,
salitre y carbón. Lo que llamamos salitre es químicamente hablando nitrato de potasio. Es el
componente mayoritario ya que implica un 70%, mientras que azufre y carbón entran cada
uno con un 15%.
La existencia de salinas (repositorios de Nitrato de Sodio), tan cerca del sitio minero y de
fundición en Cobres, favorece la idea de que allí se obtenía también un KNO3 natural (salitre)
y se fabricaba la pólvora. Minas de azufre cuentan en la región.
Asimismo, se habla de una pólvora blanca, más refinada, que conlleva más pasos de
elaboración, pero en esencia los mismos componentes.
3
Siares, E. (1998).
4
Angiorama, C. y Becerra, F. (2010) ilustran lo que sería un horno de este tipo.
5
Cerámica refractaria de especial dureza y resistencia a la alta temperatura de un colado.
6
Alonso, R. (2019) explica que una familia salteña, los García Pinto, tenía en el siglo XX el monopolio de la
producción del azufre en su mina cercana a la cordillera de Los Andes.
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Por el agujero de la base de la camareta se introducía una mecha de algodón o fibra vegetal,
luego se apisonaba (se “taqueaba”) la pólvora y por arriba, hasta el tope de la pieza, venía una
capa de arena. El aislamiento del detonante con arena es un rasgo infaltable. La palabra
“taqueo” o “taquear” es un regionalismo registrado por V. Solá (op.cit) que indica cómo se
comprimía la pólvora dentro del tubo y se la sellaba apretadamente con arena.
Avanzado el siglo XX, leyes y códigos de policía y de convivencia, fueron prohibiendo la
manipulación corriente de la pólvora, por parte de los ciudadanos, por ende, la camareta pasa
a ser obsoleta y es reemplazada por un tubo lanzacohetes. Ello en todas las Repúblicas del
área andina. Así el viejo uso de las camaretas se volvió borroso y hasta en los museos es
difícil de encontrarlas.
Lo único que parece perdurar hasta bien entrado el siglo XX, al menos en Jujuy, es la
fabricación de “cohetillos”, pirotecnia absolutamente casera. Así lo explica M. Tolaba (2019:
49):
“Mezclábamos clorato
7
de potasio con azufre, lo poníamos en medio
de alguna tuerca o bulón de los trenes, otras veces lo envolvíamos en
papel grueso con una piedra redonda y lo tirábamos contra el piso.
Explotaba más fuerte que un petardo”.
Por qué el ruido religioso-procesional
Ante un suceso tan espiritual como una procesión o aproximación a un templo, ante un evento
cristiano, uno se pregunta ¿Por qué tanto ruido? Es que lo sagrado, lo inmanente, necesita
complementarse con una emoción auditiva muy fuerte. Los oficiantes buscan conmover hasta
la fibra más íntima al devoto. Cuando D. Vacaflor
8
catequizadores habla de la extensa
celebración denominada Fiesta Grande de San Roque de Tarija (Bolivia) con su retumbar
durante 15 días de cohetes y camaretas, surge el pensamiento de que el fenómeno emocional
del ruido no es estrictamente rural: una ciudad importante como esta capital, también requiere
del llamado de atención del retumbo ( estruendo) cuando las reiteradas procesiones.
Por ello cuando se quiere limitar la explosión de estos cañoncitos al marco del Misachico (a
se denomina en el Norte de Argentina a las procesiones familiares pequeñas), se cae en un
error. El ruido asociado a lo sagrado es un universal, o, por lo menos, un hábito instalado por
los catequizadores quienes versados en los mitos ancestrales andinos especularon con el
hecho de que el nativo tenía en enorme veneración al trueno (Tunupa)
9
: con los trabucos y las
camaretas reinventaban el fenómeno natural y lo volvían un facilitador en los rituales
cristianos.
7
El autor, erróneamente usa la palabra clorato en vez de nitrato.
8
Vacaflor, D. (2007).
9
Muchas obras se dedican o citan con insistencia a esta deidad. Por ejemplo, Paleari (1988) o Mariscotti de Görlitz (1978).
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Mucho más recientemente, nuestros sacerdotes, aceptan y hasta aconsejan la cohetería, que se
tornó económica, exenta de riesgos, transformada en un elemento de consumo fácil y masivo.
Motivación de la entrada de la “camareta” a América
La camareta llega al nuevo continente, traída por los españoles descubridores, ávidos de
lograr un rápido y exhaustivo apaciguamiento de los naturales. Es decir que se integra al rubro
armas (armas de fogueo). Para el caso específico del Norte de la República Argentina, como
avituallamiento bélico.
Al respecto es muy claro el diario de campaña del Gobernador Juan Victorino Martínez de
Tineo (1750) sobre los fuertes de El Pongo, Santa Bárbara y Saladillo (en las provincias
argentinas de Jujuy y Salta); causar desconcierto y pánico desmedido en la indiada, repeler
su asalto, era para entonces la función del estruendo.
Es paradójico que transcurrido sólo un siglo, ya la función del objeto había cambiado, cuando
los criollos naturalizaran el uso de la camareta pero para uso religioso
10
. El papel de la
educación cristiana, al respecto, aparece como decisivo.
Conclusiones
Es autoridad al respecto el investigador sueco Eric Boman, quien inspeccionará todo lo
atinente a la etnografía de la Puna argentino-chilena en la primera década del siglo XX. No
conocemos trabajos que luego de los de él, se concentren en describir esta práctica pirotécnica
y el objeto imprescindible para llevarla a cabo.
Su curiosidad marcó un hito respecto de un problema poco abordado. Para completar su
visión sería interesante bucear en el hecho etnológico y cosmovisional del andino, que percibe
el retumbar, el eco, el vibrar de los cerros como señal inequívoca de la deidad. Ella es
sincrética, uniendo los valores del culto telúrico- Tunupa, el trueno -, con los dictámenes de la
Iglesia. El papel de las cofradías de determinados “Santos” es fundamental para que la
pirotecnia no desaparezca.
Un análisis minucioso de fuentes escritas de los siglos XVIII y XIX referidas a la vida social
en la zona del Río de la Plata, tal vez arrojaría una extensión del uso del morterete hasta en
esas latitudes. Al menos una comunicación verbal de un especialista en arqueología
10
El Dr. Ricardo González del Instituto Buschiazzo de Historia del Arte (UBA) confirmó haber encontrado la
cita de este detonador procesional en el Buenos Aires Colonial.
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histórica
11
esto lo confirma. Raro que la pieza en cuestión no se registre en el Museo
Histórico Nacional en la capital de la República Argentina
12
.
La familiaridad con la pólvora y el saber fabricarla de modo “casero” asocia a esta primitiva
pirotecnia con comunidades de mineros en la zona montañosa de Argentina y países del Cono
Sur. Aunque los “cohetillos” caseros de corte carnavalero que describe M.Tolaba parecerían
sugerir una extensión profana de la cohetería en la zona andina.
Las restricciones legales en torno a la fabricación, venta y uso masivo de detonantes han
hecho desaparecer las camaretas.
El término “camareta” figura en Diccionarios de la Real Academia Española como
americanismo de Argentina, Bolivia, Ecuador y Perú. Los datos de E. Siares permiten una
extensión del objeto al Norte Grande de Chile. El Diccionario de regionalismos de Salta da
razón a esta confirmación al aludir al verbo o acción de alimentar al objeto con pólvora y a
la actitud de hacer ruido: taquear y ruidear respectivamente
13
.
Hay probabilidad de encontrar más sinónimos y/o variantes técnicas del objeto. Por ejemplo,
en los tamaños, aleaciones del material metálico base, variaciones en la fabricación casera de
la pólvora, datos concretos de cómo se realizaba la mecha, posible información sobre
exportaciones del objeto, precauciones al momento del uso, etc.…
El lapso intermedio entre el abandono paulatino de la camareta y su reemplazo por un porta
cohetes de chapa, para viabilizar el uso de pirotecnia comercial, quedó patentizado en nuestro
viaje de 2005 a Tambillos (Cochinoca) donde un mismo Oratorio
14
, atesoraba la vieja
camareta junto con el caño porta cohetes que hasta hoy sigue en uso.
El subcontinente Norte de América no parec contar con este elemento detonador y
pirotécnico
15
, tal vez por la colonización protestante que ha sufrido, ajena a la permisividad y
amplitud de alternativas de adoración y culto del Catolicismo en Latinoamérica.
Referencias bibliográficas
Alonso, R. (2019) Historias de Salta, Salta: Argentina: Mundo Gráfico
11
Doctor Ricardo González, comunicación personal, año 2019.
12
Indagaciones que agradecemos a la entonces (2019) directora de ese museo Profesora Liliana Mayol.
13
Solá , V. (2004: 302 y 325).
14
Oratorio es una capilla de culto familiar, no oficializada por la Iglesia.
15
Se consultó la obra de I.N. Hume (1969) sin hallar referencia para el objeto que se trató en este artículo.
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Angiorama, C. y Becerra, F. (2010) “Antiguas evidencias de minería y metalurgia en
Pozuelos, Santo Domingo y Coyahuaima, Puna de Jujuy, Argentina”, Boletín del Museo
Chileno de Arte Precolombino, vol. 15, Nª 1,81-103.
Boman, E. (1908) Antiquités de la région andine de la République Argentine et du désert
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Hoskold, H.D. (1889)1889“Memoria general y especial sobre las minas, recursos, ventajas
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Hume, I. N. (1969) A guide to artifacts of colonial America, Pennsylvania, Estados Unidos de
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Mariscotti de Görlitz, A. M. (1978), Pachamama santa tierra, Berlín, Alemania: Gebr.Mann
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Siares, E. (1998)” Crónicas y Relatos históricos de San Pedro de Atacama,1830-1940”.
Calama: edición del autor.
Solá, V. (2004). Diccionario de regionalismos de Salta, Salta: Argentina: Editorial Capacitar
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Jujuy, Zissi.
Vacaflor, D. (2007) La Fiesta Grande de San Roque y las fiestas chicas de los chunchos,
Tarija: Edición del autor.
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Imagen 1. Oratorio en la puna de Jujuy (Tambillos 2005), a la entrada, abajo, pueden observarse dos camaretas.
La flecha blanca indica 10 cm. Fotografía tomada por la autora.
Imagen 2. Camaretas en el Complejo Museográfico del Norte Salta, También llamado Museo del Cabildo.
Fotografía tomada por la autora (2005).
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Imagen 3. Reconstrucción de un horno de reverbero de los que hay señales en Cobres (provincia de Salta) donde
posiblemente se fundía el cobre impuro de esas minas (tomado de Angiorama y Becerra, 2010;90).
Imagen 4. En la misma entrada del oratorio de Tambillos (provincia de Jujuy) se observa el actual lanzabombas,
un tubo de hierro con base en donde se introduce el paquete detonante adquirido comercialmente. Fotografía
obtenida por la autora, 2005.
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Alicia Ana Fernández Distel
Antropóloga y Doctora en Filosofía y Letras por la Universidad de Buenos Aires, con cátedras
en aquella universidad.
Investigadora Independiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
(CONICET) hasta el año 2008, con lugar de trabajo en la Facultad de Humanidades y
Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Jujuy.